01 Ago Proyectos increíbles: hoja biónica 2.0
Una semana más traemos un invento increible. Esta vez la energía solar se supera y es utilizada para dividir el agua para producir combustible líquido. Es la conocida hoja biónica 2.0 y no podía escaparse de nuestra sección proyectos increíbles.
Los investigadores Daniel Nocera, profesor de Energía y Pamela Silver, profesora de Bioquímica y Biología de Sistemas, ambos de la Universidad de Harvard han creado un sistema que utiliza la energía solar para separar las moléculas de agua y las bacterias consumidoras de hidrógeno para producir combustibles líquidos.
Se trata de un verdadero sistema de fotosíntesis artificial y aunque el estudio muestra que el sistema puede emplearse para generar combustibles utilizables, su potencial no termina allí.
Apodado «hoja biónica 2.0«, el nuevo sistema se basa en el trabajo previo de Nocera, Silver y otros científicos, la cual se enfrentó a varios desafíos a pesar de ser capaz de utilizar la energía solar para hacer isopropanol.
El principal de estos desafíos fue el hecho de que el catalizador utilizado para producir hidrógeno (una aleación de níquel, molibdeno y zinc) también creó especies reactivas del oxígeno, moléculas que atacaron y destruyeron el ADN de las bacterias. Para evitar ese problema, los investigadores se vieron obligados a ejecutar en el sistema anormalmente altos voltajes, lo que resulta en una menor eficiencia.
Ahora se han puesto las pilas y han desarrollado un nuevo catalizador de aleación de cobalto-fósforo, que no genera especies reactivas del oxígeno por lo que se pudo bajar el voltaje y promover un aumento importante de la eficiencia. Ahora, el sistema puede convertir la energía solar en biomasa con una eficiencia del 10 por ciento, muy por encima del 1 por ciento visto en las plantas de más rápido crecimiento.
Los investigadores han sido capaces también de ampliar la cartera del sistema para incluir isobutanol e isopentanol. Además, utilizan el sistema para crear PHB, un precursor de bioplástico, un proceso demostrado por primera vez por el profesor Anthony Sinskey del Instituto Tecnológico de Massachusetts.
El nuevo catalizador desrrollado también cuenta con un diseño químico que permite que se «auto-cure».
Seguro que caben más innovaciones pero el sistema ya es lo suficientemente eficaz como para considerar sus posibles aplicaciones comerciales por lo que en breve esperamos ver sus usos en el mundo real más allá de los laboratorios. Sus investigadores apuestan por desarrollos en el tercer mundo.
En Genpower quedamos a la espectativa de ver los progresos de este proyecto increible. La hoja biónica 2.0 es un ejemplo más de cómo la energía solar puede dejarnos una vez más sin palabras.
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