Cocinas solares que cambian la vida de mujeres

Hemos encontrado un proyecto en Nicaragua que nos ha fascinado: Cocinas solares realizadas por las propias mujeres y que permiten cocinar sin prestar atención a la comida, ahorran dinero a la economía familiar y suponen un beneficio para el medio ambiente.

Esta cocina solar viene de la mano de la Fundación Proyecto Solar para Mujeres Nicaragüenses (Fuprosomunic) cuyo origen se remonta a 2004 y de la mano de María Mercedes Álvarez con un capital inicial de 3.000 dólares.

María Mercedes Álvarez se alió con dos líderes rurales: Josefa Carranza, de la comunidad pacaya en el departamento de Masaya, y Blanca Azucena Angulo, de El Rosario, en Rivas. Las tres promovieron este proyecto de cocinas solares consiguiendo que 6 mujeres de cada zona asisitieran a una formación para aprender a construirlas y a manejarlas. En este primer curso de formación construyeron tres cocinas con la ayuda de instructores de una ONG dedicada a promover el uso de energía solar.

Josefa Carranza y Blanca Azucena Angulo se quedaron con una cocina cada una. La tercera cocina solar se rifó entre las asistentes a la formación. Las tres con sus cocinas solares debían mostrar el producto a sus vecinas y pronto se extendió la noticia de cocinas solares a las comunidades vecinas.

En junio de 2004 ya había 20 mujeres interesadas en formarse. Actualmente se desarrollan talleres de formación para la construcción y manejo de las cocinas solares en  zonas rurales y barrios peroféricos de 5 provincias de Nicaragua.

La formación dura ocho días, los tres primeros los dedican a construir la cocinas solar y el resto son para aprender a manejarla y sobre todo charlar de los derechos de la mujer, sobre medio ambiente, salud reproductiva e igualdad de genero.

El coste de una cocina solar es de 150 dólares, pero las mujeres solo pagan 20 dólares a plazos que consiguen gracias al ahorro en la compra de gas o leña. La Fundación hace un seguimiento del uso de las cocinas solares, en caso de no utilización se retira para poderla entregar a otra familia.

La cocina solar pesa unos 14 kilos y está formada por una caja doble forrada por el exterior con láminas resctangulares de zinc y por el interior con fragmentos de planchas metálicas procedentes de  antiguas imprentas. Entre la capa interior y exterior hay fibra de vidrio y virutas gruesas de madera para mantener el calor. Los alimentos se introducen a través de una abertura que hay en uno de los lados de la caja en una sarten metálica pintada de negro. La caja en el centro tiene un cristal de 4mm de grososr y 75cm por cada lado. La cara interior de la tapadera está forrada con papel de aluminio que sirve como reflector.

La cocina solar se sostiene sobre un esqueleto de madera, con agarres y pequeñas ruedas para que sea fácil moverla a cualquier lado.

Las mujeres nicaraguenses están contentisimas con sus cocinas solares, no sólo por el ahorro económico sino porque han ganado tiempo para otras cosas y calidad de vida. Ahora ya no tienen que estar pendientes de que se queme la comida o de que se apague el fuego.

¿Qué os ha parecido? A nosotros nos ha encantado este proyecto. Un proyecto de energía solar que ha permitido que mujeres cambien sus hábitos, aprendan, mejoren la vida de sus familias y de ellas mismas. Una vez más las posibilidades de las energía solar nos deja boquiabiertos.

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