energía solar fotovoltaica en los campos de refugiados

Energía solar fotovoltaica para los refugiados

La energía solar fotovoltaica una vez más es una de las energías renovables que más aporta a un mundo mejor. Hoy el ejemplo lo vemos en los campos de refugiados. La comunidad humanitaria usa la energía solar fotovoltaica para paliar la pobreza energética en los campos de desplazados y, de paso, hacerlos más sostenibles.

Hay cientos de ejemplos en el mundo del uso de la energía solar fotovoltaica en los campos de refugiados que intentar mejorar día a día la calidad de vida: lamparas led solares que alumbran los campos, linternas solares con entrada de usb para dentro de las tiendas para poder estudiar y leer, además de poder cargar los móviles, y cocinas solares para evitar el repunte de enfermedades respiratorias provocadas por las cocinas de leña dentro de las tiendas.

Los ejemplos son tantos como campos de refugiados hay en el mundo, demasiados por desgracia. En Etiopía tenemos uno de los ejemplos. En los campos de refugiados de Shire, que alojan a más de 110.000 personas, la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR) está implementado un proyecto para mejorar el abasteciendo eléctrico basado en tecnología fotovoltaica.

También en el asentamiento de Azraq (Jordania) se está construyendo una central solar que suministrará a gran parte del campo. Esta es solo la primera parte del proyecto que pretende abastecer con paneles solares al cercano campo de Zaatari, donde más de 100.000 refugiados sirios llevan casi cinco años viviendo en condiciones precarias. Ambas iniciativas, coordinadas por la agencia Jordana de la electricidad, tienen la ambición de suministrar también electricidad a la red nacional.

Y sin ser grandes infraestrucutras como las habladas, encontramos ejemplos diarios del uso de la fotovoltaica. En gran parte de los campos se suministran linternas solares que permiten cargar los móviles (en aquellos campos que se poseen) al mismo tiempo que alumbrar el interior de las tiendas. También se han puesto en marcha en muchos de los campos las cocinas solares. Las cocinas solares han permitido cocinar sin utilizar lecña u otros sistemas energéticos más costosos y a veces inexistentes. Además, el uso de la leña para cocinar dentro de las tiendas estaba provocando grandes problemas de salud entre los refugiados ya que se generaba tal humo en el interior de la tienda que sus ocupantes tragaban tanto humo que se habían disparado las enfermedades respiratorias.

Una vez más, este tipo de noticias nos dejan un sabor agridulces. A pesar de la tristeza que provoca que tengan que existir los campos de refugiados y que tantas y tantas personas tengan que vivir en condiciones inhumanas, tenemos que reconocer que la energía solar fotovoltaica nos vuelve a sorprender con su capacidad para hacer mejor la vida de las personas y del planeta.

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